La nariz electrónica desarrollada por el grupo de I+D en sensores (GRIDSEN) participa en la exposición "La vid, el vino y el CSIC. Dos siglos de investigación" que podrá visitarse hasta el 31 de diciembre en el pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico.
Una nariz electrónica es un instrumento que comprende una agrupación de sensores químicos con sensibilidades parcialmente solapadas junto a un sistema de reconocimiento de patrones, capaz de analizar y reconocer aromas simples o complejos.
Al igual que el sistema olfativo humano, su objetivo es relacionar el olor que se percibe con una respuesta que, tras ser almacenada en la memoria, servirá como modelo a ulteriores análisis. Son de aplicación en el ámbito sanitario, para la detección de enfermedades por el aliento; del medio ambiente, para la detección de la contaminación del aire, o en el de la seguridad, para la detección de explosivos.
En enología son de aplicación para la clasificación varietal, la detección de defectos en vinos, la identificación de aromas típicos en vinos blancos y tintos, la determinación de umbrales de percepción y comparación con el panel sensorial, la discriminación de vinos comerciales, la determinación del tiempo y tipo de barrica empleado en el envejecimiento de un vino, la detección de la evolución de vinos en bodega y en continuo.
Entre las características del modelo desarrollado por el GRIDSEN está la portabilidad, lo que permite su uso ‘in situ’, además es inalámbrica (WiFi o Zigbee), ligera, versátil y capaz de clasificar en tiempo real.