Hoy en día, nadie pone en duda que las empresas e instituciones son cada vez más complejas, tanto desde el punto de vista orgánico como funcional, y que se mueven en un contexto global y altamente dinámico, en el que las nuevas tecnologías juegan un papel decisivo y crucial. De hecho, es comúnmente aceptado que la información, entendida como uno de los principales activos a proteger, reside básicamente en soportes electrónicos que necesitan ser físicamente protegidos, a la vez que se debe garantizar la seguridad lógica del soporte físico que la contiene. Dicho de otro modo, sin la seguridad física adecuada de los activos de una organización no sería posible garantizar su seguridad lógica, ni viceversa.
Luis Hernández Encinas, Javier Espinosa García
Seguritecnia 432, pp. 50-52